¿Puedes diferenciar una auténtica artesanía de una que imita serlo? ¿Tienes conocimiento de lo que implica un proceso de construcción artesanal?

“Admiro las artesanías hechas por los artistas populares de mi país”, dice María mientras pasea por la Feria de Artesanías de Berazategui, en la provincia de Buenos Aires. Mira una manta tejida con lana de llama, hilada a mano, realizada por las artesanas salteñas de la localidad de Jasimaná; se maravilla con una vasija de cerámica negra hecha por el artesano cordobés Atilio López; observa los diseños que ha tallado el artesano Juan Espinosa en sus mates de calabaza; se detiene largo rato a conversar con la artesana mapuche Ermelinda Painequeo sobre los íconos que están plasmados en sus textiles confeccionados en el telar vertical. María observa, explora, toca las texturas, siente los aromas de los materiales, dialoga con los creadores. Los objetos artesanales se construyen como parte de un proceso creativo que involucra el intelecto y la destreza manual y representan las características culturales de una persona o grupo. La riqueza de este intercambio con los hacedores es clave para valorar su trabajo.

Pero no toda la oferta que se anuncia como artesanal efectivamente lo es. Existen lugares que usan y abusan del título artesano o del rótulo artesanal cuando en realidad están ofreciendo pseudo artesanías, lo que implica competencia desleal para los artesanos y publicidad engañosa para los consumidores. María visitó recientemente la provincia de Salta, hizo un paseo turístico en los teleféricos del Cerro San Bernardo, allí se encontró con negocios de “artesanía local” y pensó en comprar algunos objetos y souvenirs, pero se decepcionó ya que la mayoría de las piezas no provenían de los productores salteños sino que eran “pseudo artesanías importadas”. Son artículos que pueden parecer similares en apariencia, forma, colores y/o diseño a los productos representativos locales pero nada tienen que ver con una auténtica artesanía.

“En Salta y en Jujuy sufrimos la entrada sin control de pseudo artesanías que vienen desde Bolivia y Perú, y que son vendidas aquí como producciones locales. Es una gran desventaja porque son productos que ingresan sin pagar ningún canon ni impuesto y llegan aquí a un precio irrisorio. Independientemente de la calidad y de las particularidades que uno puede detectar en un producto artesanal, perjudica muchísimo a los productores locales”, afirma Arístides Alomo, artesano salteño y miembro de la Asociación de Artesanos de la Estación.

Esta situación provoca que el artesano pierda espacios de comercialización en su mercado inmediato que es el local. Si bien existe un público avezado en el tema que sabe diferenciar un producto artesanal de uno que imita serlo, también hay muchos turistas con poco conocimiento y confiados en la información que reciben adquieren piezas importadas e industriales como producción artesanal típica del lugar que visitan.

El artesano/a, claramente, está en condiciones vulnerables frente al mercado y por ello necesita la presencia activa del Estado en todos sus niveles: municipal, provincial y nacional, a través de políticas que fomenten y protejan la producción artesanal. En el caso de Jujuy y Salta son provincias que cuentan con leyes para el sector artesanal pero con escasa o nula aplicación.

Si el artesano no puede vivir de lo que sabe hacer se dedica, obligadamente, a otra actividad. Esta situación pone en riesgo la continuidad de su oficio y la transferencia de saberes, y si no hay transmisión hay pérdida cultural. Para valorar el trabajo artesanal hay que preguntarse quién hizo la pieza que estamos comprando  y cómo. Y recuerde que siempre es mejor comprarle directamente al artesano.

Caso colombiano

En Colombia, la Superintendencia de Industria y Comercio prohibió la comercialización, producción o venta de las imitaciones de los “sombreros vueltiaos”, porque perjudicaban a los artesanos del Resguardo Indígena Zenú de San Andrés de Sotavento, ubicado en los Departamentos de Córdoba y Sucre. La entidad tomó la medida a raíz de las denuncias recibidas sobre la importación de artículos chinos que afectaban las ventas nacionales. Desde el año 2011 está protegida la denominación de origen “Tejeduría Zenú”, incluyendo como producto distinguido a los sombreros elaborados en la zona geográfica. Resguardando el lugar de su elaboración, el insumo utilizado y las personas que le proporcionan la calidad material  y su apariencia.